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  • Andrés Julián Chiriboga Villacreces

El precio de la oscuridad

Una vieja casa abandonada a las afueras de la ciudad, era el sitio ideal para ir acampar de un grupo de jóvenes, quienes buscaban lo desconocido. En la tarde del sábado, los 3 adolescentes salieron rumbo a la casa. Emocionados por ver algo nuevo y disfrutar de la tarde, mas no estaban al tanto del trauma que se iban a llevar al llegar a las afueras de la casa abandonada. Dos de los chicos estaban convencidos que lo paranormal era puro cuento de niños, la chica por su parte estaba consciente que algo negativo se aproximaba.


Un espectro no es algo fantasioso, es algo real para ella, sin embargo los chicos no le hicieron caso y avanzaron al patio trasero de la casa para instalarse. Tras una serie de bromas y cuentos de miedo la risa de comenzó a apoderar de los chicos y cada vez que ellos se reían más y más, el ambiente se tornó cada vez más raro. Los muchachos no sabían lo que estaba pasando, una sombra se cruzó al frente de su carpa, dicha sombra solo cruzó de un lado del patio al otro, sin previo aviso y sin hacer bulla alguna. Los chicos atónitos por el suceso decidieron fingir demencia y seguir en lo suyo. La sombra no volvió aparecer, creyeron que fue algo de su imaginación.


Pasaron las horas y no pudieron creer lo que estaban observando en una de las ventanas de la casa, la sombra nuevamente se apareció, mas esta vez, se podía apreciar una silueta de una señora, al regresar a ver todos y quedarse viendo fijamente la silueta se ocultó, dejando a los tres chicos asustados y confusos por eso. La oscuridad seguía avanzando, poco a poco, y el frío de la noche se iba apoderando de los cuerpos de los muchachos. No era una noche normal, la oscuridad era cada vez más fuerte y el frío cada vez se sentía más.


Agotados por todo lo acontecido decidieron entrar a la carpa para dormir y recuperar energías para regresar a la mañana siguiente, abrieron la carpa sigilosamente, tratando de mantener la calma, pero al entrar uno de ellos, se escuchó un tremendo estruendo en la casa. La oscuridad era tal, que ya no podían observarla bien, a pesar de estar a unos cuantos metros, una tenue niebla se aproximó y la cubrió por completo.


Sacaron la linterna y la apuntaron a la casa, no se observaba nada en absoluto, así que uno de ellos decidió avanzar en dirección a la casa con la linterna. Lentamente se acercó más y más hasta que llego a la ventana donde se apareció la silueta, asustado de que se vuelva aparecer, decidió retroceder sin voltear. En su lento camino choco con alguien, creyó que era su amigo y se regresó rápidamente con la linterna para verlo. No era su amigo, no era su amiga, lo que consiguió ver al voltearse, era algo desconocido para él. En el miedo que tuvo pudo notar la silueta de una mujer, y en la parte superior se mostraba claramente un rostro humano.


El chico no pudo con el miedo y la angustia y cerró rápidamente los ojos, echándose para atrás chocó contra la ventana, la cual reventó sin razón alguna. El chico no soportó y gritó sin cesar por algunos minutos hasta perder la voz. La linterna se había caído y se había apagado del golpe, se agachó receloso sin quitar la mirada de donde estaba la silueta, bajo la mirada para encontrar la linterna, la tomó enseguida y encendió. Regreso la mirada y no había nada.


Los dos amigos empezaron a llamarlo desesperadamente sin recibir respuesta alguna. Los chicos avanzaron lentamente hasta la casa, esperanzados de encontrarlo, pero cuando dieron con su amigo, este yacía botado en el suelo. Lo intentaron reanimar sin conseguirlo, el chico estaba muerto. No sabían que le había pasado. Los dos amigos salieron rápidamente de la casa dejando a su amigo en el patio, consideraban que lo mejor era regresar a la mañana siguiente.


En la mañana volvieron al lugar donde paso todo con la policía y sus padres. Que gran confusión al no poder encontrar la casa donde ellos habían acampado la noche anterior. Todos los ahí presentes los creían locos y se retiraron burlándose de ellos. No era algo normal, el lugar donde ellos habían pasado la noche, simplemente se esfumó, como si todo hubiera sido producto de su imaginación. Tras darse media vuelta, lograron escuchar a lo lejos los gritos de su amigo, unos gritos agonizantes, los cuales se iban disminuyendo hasta desaparecer.

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